«Nzoani ya muachi yena mu ku buana«
«La casa de un amigo siempre está cerca»
Colabora con nosotrosQué hacemos¿Qué es Cáritas y la cooperación fraterna?
Cáritas, como expresión de la opción de Jesús por los empobrecidos, trabaja para conseguir una sociedad más humana, más justa y más sostenible, acompañando personas y compartiendo procesos en situaciones de pobreza y exclusión, y denunciando, al mismo tiempo, estas situaciones.
Cáritas tiene un “hacer” propio en el campo de la cooperación internacional, basado en la Cooperación Fraterna que tiene como principios las relaciones de igualdad, de reciprocidad, de sostenibilidad, de participación de todos los actores y respeto de la diversidad cultural.
La Cooperación Fraterna es una alianza solidaria entre iglesias locales que se comprometen con la Justicia y los más empobrecidos. Se caracteriza por la planificación conjunta, acompañamiento, respeto mutuo, confianza, transparencia y responsabilidad de ambas partes.
Cáritas Diocesana de Cuenca NO hace cooperación internacional en la República del Congo, no financia proyectos y Cáritas Congo no es una contraparte local, una mera receptora de intervenciones y fondos. Ambas Cáritas trabajan desde otra perspectiva, formando un solo equipo y una sola familia.
Así lo resume el Secretario General de Cáritas Congo, Alain Moukouri: “Lo que ocurre en España puede cambiar las cosas aquí, y lo que ocurre en Congo puede cambiar las cosas allí. Pero lo importante es comunicar, compartir con la población”.
Es un caminar juntos a largo plazo compartiendo realidades. Como dice un proverbio africano ““Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos, camina en equipo”.
Y desde esa Cooperación Fraterna, Cáritas Congo y Cáritas Diocesana de Cuenca llevan 10 años caminando, trabajando, sensibilizando y transformando.
Sanando Injusticias
Derecho a la Salud
La malaria es la enfermedad más letal del mundo. Cada año, se lleva la vida de más de 500.000 personas. Una enfermedad provocada por las picaduras de mosquitos de tipo anopheles que transmiten un parásito plasmodium falciparum y que es endémica en África subsahariana, y que, en la República del Congo, es responsable del mayor número de ingresos hospitalarios. Es la primera causa de muerte en menores de 5 años, los más vulnerables junto a las mujeres embarazadas.
También conocida como paludismo, la enfermedad provoca una fiebre muy alta que te anula y te impide trabajar o estudiar. Y eso, en un mundo en el que se vive día a día, se nota mucho en los ingresos de las familias y en el futuro de los más pequeños. Por eso, la malaria supone un problema básico en sus vidas.
Cáritas Diocesana de Cuenca lleva años comprometida con el acceso a la salud en la República del Congo, trabajando en varios aspectos determinantes para la erradicación de la malaria.
En esta batalla, es necesario actuar en varios frentes, acercando la atención sanitaria a los núcleos más alejados, que permitan un tratamiento rápido para evitar un empeoramiento de los síntomas. En esto, también es fundamental la capacitación del personal médico y que tenga los medios para realizar un diagnóstico rápido que puede salvar vidas. Es el caso del centro de salud de Massembo-Loubaki, en la región de Pool, inaugurado en 2015 y que va a evitar que los habitantes de esta localidad tengan que recorrer dos horas a pie para ver un médico. En este tipo de centros, una vez localizado el parásito con una sola gota de sangre, hay que tratar con medicamentos no siempre disponibles y que suponen un elevado desembolso para las familias. Por eso, Cáritas Diocesana de Cuenca financia el depósito que Cáritas tiene en Brazzaville, la capital del país.
Pero la lucha contra la malaria empieza antes, y la forma más efectiva es la utilización de mosquiteras a la hora de dormir. Los mosquitos actúan al caer el sol, y debido a las malas condiciones de aislamiento de las casas, es fundamental una buena protección por las noches, durmiendo bajo mosquiteras impregnadas de insecticidas que alejen a los insectos responsables de las transmisión del parásito. No sólo se trata de distribuir mosquiteras entre la población, también hay que enseñar a colocarlas y a mantenerlas para lograr una protección completa. Es un trabajo en el que hay que implicar no sólo a cada familia, sino también a la comunidad entera. Se trata de un problema que afecta a todos.
Los científicos llevan décadas buscando una vacuna y han avanzado mucho. Mientras llega ese momento, no podemos dar la espalda a una realidad que supone un gran lastre para el desarrollo de millones de personas.
La lucha contra la malaria en imágenes
- Ingresos hospitalarios causados por Malaria 56%
- Muertes Infantiles 13%
Ingreso mensual familiar (30 €)
Coste tratamiento malaria (10 €)
Sembrando esperanza
Derecho a la Alimentación
El hambre mata a más personas en el mundo cada año que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más 805 millones de personas no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable, y el África subsahariana es la región del planeta con mayor porcentaje de población con hambre: una de cada cuatro personas está desnutrida.
Muy diversos condicionantes intervienen en esta situación. En la República del Congo, los conflictos armados en la década pasada dejaron un país arruinado en el que el Departamento del Pool, la región más rica agrícolamente, pasó de abastecer a todo el país a no poder si quiera cubrir las necesidades de sus propios habitantes. Desde 2005, en Cáritas Diocesana de Cuenca trabajamos con Cáritas Diocesana de Kinkala para aliviar la situación.
Comenzamos en 2011 con un pequeño paso: la cesión de un terreno cultivable por parte del Obispado de Kinkala. Con el apoyo de técnicos y voluntarios, Kinkala posee ya dos cooperativas agrícolas en las que una docena de familias cultivan sus verduras y hortalizas, tanto para su propio consumo como para la comercialización en los mercados locales. Ello ha ayudado a salir adelante a un buen grupo de personas que ven cómo no sólo se cubren sus necesidades básicas sino también contribuyen a la estimulación de la economía local. Algunos de ellos, tras un periodo de ahorro, han podido labrarse un futuro, enviando a sus hijos al colegio o iniciando su propio negocio.
Con estas cooperativas se ensambla una cadena que no deja de sumar eslabones: los proyectos para una modesta granja de cerdos y gallinas permitirán el beneficio de más familias y suministrarán el fertilizante necesario para enriquecer los huertos y mejorar la producción.
En nuestro empeño por garantizar el Derecho a la Alimentación, en Cáritas Diocesana de Cuenca defendemos el acceso a la tierra, el agua y las semillas, unos encarecidos recursos en países como la República del Congo, que desde 2009 mantiene a la venta a capital extranjero un tercio de su superficie cultivable.
Pero el Derecho a la Alimentación no es sólo un derecho fundamental, es también una reivindicación del reparto justo de la tierra y sus bienes, de la formación, la responsabilidad y el respeto del entorno. Numerosas familias no tienen qué cultivar. No conocen el oficio ni poseen la tierra. Si las mujeres tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos agrícolas, el número de personas con hambre del mundo podría reducirse hasta en 150 millones.
Con cooperativas como las de Kinkala, los hombres y mujeres del Departamento del Pool no sólo aprenden una labor y obtienen un sustento, también toman conciencia de la necesidad de gestionar su entorno con responsabilidad para la obtención de los frutos y la convivencia en armonía con el medio natural: “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” (Laudato Sí).
Las cooperativas en imágenes
Millones de personas que padecen hambre
%
De esos millones, la mitad son agricultores
Tejiendo futuro
Derecho a la Educación
El mundo sufre una triste falta de oportunidades que lastra y condena a millones de personas a una pobreza eterna de la que no es fácil salir. Son demasiadas zancadillas y uno no siempre tiene fuerza suficiente para sortearlas todas. La falta de acceso a la Educación es la principal condena a la que se enfrentan los menores en un mundo en el que sin formación, no hay posibilidades de soñar con un futuro mejor.
Cáritas Diocesana de Cuenca lleva 10 años, de la mano de Cáritas Kinkala, empeñada en lograr que el acceso a las aulas sea un derecho real en el Departamento del Pool, el más afectado por la guerra civil de la República del Congo.
Empezamos con el Instituto de Educación Secundaria San Agustín de Kinkala, que fue determinante para fijar la población no sólo en la capital del Pool, sino en buena parte de todo el Departamento. Desde que abriera sus puertas en 2008, cientos de niños y niñas han podido seguir sus estudios sin tener que marcharse a Brazzaville, la capital del país, lo que ha permitido a las familias disponer de más recursos para otras necesidades básicas. Se trata de un centro gestionado por el Obispado en el que además se busca impartir una enseñanza de calidad. No sólo es una intención, es una realidad ya que en los resultados de la prueba de Bachillerato, los candidatos ha logrado un 100% de aprobados en las últimas convocatorias.
En el Congo, como en gran parte de África, la falta de escuelas cercanas hace que decenas de chavales tengan que recorrer a pié varios kilómetros cada día para poder estudiar. Por eso, desde Cáritas Diocesana de Cuenca se ha trabajado con Cáritas Kinkala para la construcción de escuelas de Educación Primaria en las localidades de Sia Sia, Taba y Massembo-Loubaki. Son lugares apartados de los principales núcleos urbanos y que veían como, cada año, las familias abandonaban sus casas para que sus hijos tuvieran acceso a una Educación. Gracias a estas escuelas, la población se ha fijado, y ahora son decenas los niños y niñas que pueden estudiar y después ayudar en casa a sus padres a salir adelante. De esta forma, las familias ya no tienen que gastar grandes sumas de dinero -que generalmente no tienen- en enviar a sus hijos a las grandes ciudades para que tengan un futuro mejor. Y si no tienen familiares que se hagan cargo de ellos, no podrán estudiar y sus oportunidades quedarán muy limitadas.
Por eso, Cáritas Diocesana de Cuenca tiene claro que la Educación es un pilar esencial para el futuro de la República del Congo. Una juventud formada implica mayores oportunidades para miles de jóvenes que sueñan con algo mejor. Y vamos a seguir a su lado.