Entrevista a Yadira Betancourth, trabajadora de Ecosol de Cáritas Girona, historia de vida de una migrante

Foto: Yadira en la tienda de ropa de segunda mano de Ecosol, que integra el proyecto Moda Re-. Imagen: Aleix Cabarroques. Periódico: El Punt Avui.

Nos hacemos eco de un un artículo publicado en el periódico online «El Punt Avui» el pasado 2 de mayo, en el que se hace un reportaje a una de las trabajadoras de una de nuestras empresas de inserción, Ecosol, de Cáritas Diocesana de Girona, que desempeña sus tareas en una de las tiendas de venta de ropa de segunda mano que gestiona esta empresa, y que forma parte del proyecto común textil Moda Re-.

Se trata de Yadira Betancourth, hondureña, 37 años y madre de 3 hijos. Una migrante más que ha llegado a nuestro país llena de ilusión, con el deseo de mejorar su vida, que en su Honduras  natal no ha podido concretar, y que como indica la nota periodística «vino con un saco lleno de sueños que el primer contacto con la realidad se fundieron como cubitos al pico del verano. La visión idílica que se tiene de la llamada civilización occidental se rompe justo en el momento de pasar la aduana. Venía con ganas de trabajar, huyendo de una situación laboral y política muy dura, con recomendaciones y contactos que a la hora de la verdad no eran más que humo. El batacazo inicial la dejó desconcertada, pero el instinto de supervivencia y las ganas de prosperar para poder ayudar a sus son mucho más fuertes, son el combustible que ha impedido que tirara la toalla».

Foto: Tienda de venta de ropa de Ecosol, donde desempeña su labora Yadira. Imagen: Ecosol SLU

Es el testimonio de una de nuestras participantes, que muestra como nuestras empresas son una herramienta útil para estas personas que, como en el caso de Yadira, lo tienen difícil para encontrar un trabajo, por su situación particular, y que esa es su misión, colaborar para que colectivos que están en esa dificultad y vulnerabilidad, tengan su oportunidad en el ámbito del empleo, para luego poder insertarse en el mercado laboral ordinario.

El reportaje desgrana en varias preguntas, su historia de vida y que merece la pena leer, aquí en nuestro Blog, sólo rescataremos algunos trozos, invitando a nuestro lector/a a que la lea completa en el citado periódico. Reproducimos a continuación algunos párrafos:

En qué entorno vivía en su país? Proviene de un medio rural o de una ciudad?

De Tegucigalpa, la capital de Honduras, y una de las ciudades más pobladas de América Central, con casi dos millones de personas. Urbana cien por cien.

Y por qué decidió elegir la ciudad de Girona como objetivo?

Conocía una chica, que había sido mi cuñada, que fue quien me habló y quien me recogió en el aeropuerto. Este contacto me parecía suficiente. Después, una vez aquí, me he tenido que buscar la vida yo sola. Me instalé en la calle de la Rutlla y ahí comenzó mi travesía.

Los hijos se quedaron en Tegucigalpa?

Sí, soy madre soltera con tres hijos, y me pareció que era mejor venir sola y una vez instalada intentar reagruparnos todos. En aquellos momentos la mayor tenía once años; el niño, siete, y la más pequeña, dos años. Eran muy pequeños para un viaje tan arriesgado Actualmente vivo con la hija mayor, y el resto viven con su padre en Honduras, aunque quieren venir aquí.

Cuéntenos los orígenes de esta odisea y si se han cumplido las expectativas que tenía cuando hacía las maletas?

Llegué hace cinco años con muchos sueños, muchas ilusiones y muchas expectativas, porque cuando una viene de estos países se piensa que el vivir aquí te facilita tener una buena estabilidad económica. A mí me dijeron que yo venía a Girona con una oferta de trabajo, me fui de mi país convencida de que venía a trabajar en un lugar concreto.

Y no era verdad. Quien le aseguró que tenía esta oferta laboral?

No, no lo era. Había una chica de mi país que ya había estado aquí, y bien, éramos un grupo de chicas que nos conocemos. Entonces, cuando yo dije un día que quería venir aquí, no como algo concreto, sino como idea, como sueño, ya que para poder hacerlo no tenía el dinero suficiente, una de ellas de golpe y vuelta me ofreció dejarlo me para poder venir. Sólo me pidió el número de cuenta y ya tuve hecho el ingreso. Luego me tuve que sacar el pasaporte, y todo el papeleo, y al cabo de quince días llegué aquí. Venía con la ilusión de trabajar en un restaurante, que al final resultó que no era ni restaurante ni ofrecía ningún tipo de trabajo. A estas alturas todavía la espero. Me parece que me engañaron. Incluso me dijeron el nombre, pero nada. Así empezó mi aventura, con promesas que nunca se cumplieron, engañada y sin ningún tipo de trabajo. Quería venir aquí, ya que la empresa donde yo trabajaba en Honduras, que era una farmacéutica, tuvo problemas con el estado ya mí me despidieron y no pude recibir ninguna indemnización. Así pues, me quedé con un palmo de narices, siendo madre soltera con tres niños, no sabía hacia dónde tirar. Y el tema surgió con estas chicas de manera espontánea, y aquí estoy.

No parece una entrada muy triunfal. Esto no la desanimó?

Tres meses después de llegar aún estaba sin trabajo. Ni para cuidar niños pequeños, ni ancianos, ni haciendo el servicio de limpieza, no encontraba nada de nada. Me costó mucho abrir las puertas. Recuerdo que mi primer trabajo fue gracias a una amiga. Ella fue madre pocos días después de que yo llegara a Girona, y me pidió que la ayudara para cuando tenía que hacer algún encargo, ir al médico … Le cuidaba la niña. De esta manera fue como empecé a ganarme los primeros dinerito. Me pagaban a 7 euros la hora. Más adelante, esta pequeña tarea pasó a ser un trabajo con cara y ojos, y durante unos tres meses estuve cuidando esta criatura a jornada completa. Pero, claro, mi amiga, que era consciente de que con los 200 euros que me podía pagar no llegaba a ninguna parte, me dijo que no me quería poner obstáculos para cumplir mi sueño, y que lo mejor que podía hacer era buscar un trabajo más estable. Y además, ella me ayudó a encontrarla. Y así fue que empecé en un restaurante, fregando platos durante el fin de semana, sin contrato, y desde ese momento tuve la suerte de, poco a poco, conocer mucha más gente. Yo trabajaba en negro. Si me surgía algún trabajo debía aprovechar, sobre todo en la temporada de verano, ya que en invierno era mucho más complicado y me podía quedar sin nada. y desde ese momento tuve la suerte de, poco a poco, conocer mucha más gente. Yo trabajaba en negro. Si me surgía algún trabajo debía aprovechar, sobre todo en la temporada de verano, ya que en invierno era mucho más complicado y me podía quedar sin nada. y desde ese momento tuve la suerte de, poco a poco, conocer mucha más gente. Yo trabajaba en negro. Si me surgía algún trabajo debía aprovechar, sobre todo en la temporada de verano, ya que en invierno era mucho más complicado y me podía quedar sin nada.

Fue a partir de ahí que comenzó a poner manos a la obra y entró en contacto con Cáritas?

Justo en ese momento, entre empleos precarios, fue cuando fui a Cáritas por primera vez, con el objetivo de que me ayudaran a regularizar mi situación administrativa y laboral. Enseguida me derivaron al Centro de Distribución de Alimentos para paliar las carencias más urgentes. Al mismo tiempo me explicaron que para pedir los papeles tenían que pasar tres años, pero a pesar de que era una mala noticia, me ayudaron mucho.

No había otro camino para conseguir la regularización?

En mi familia, en Honduras, nos mataron a un tío las bandas por el llamado impuesto de guerra. Yo podía haber pedido el asilo político justo al llegar y no lo hice, porque lo desconocía, y cuando me enteré ya estaba fuera de plazo.

Dónde está empadronada?

Por motivos diversos acabé empadronada en La Sopa, y de hecho aún sigo, y mi hija también. Con todo, es muy difícil encontrar a alguien que te haga un contrato de trabajo, o te quiera alquilar un piso. Tres años para poder iniciar la tramitación de los papeles, la verdad es que es una experiencia muy dura. He vivido en habitaciones compartidas y en pocas condiciones y recursos. Pero poco a poco las cosas se ponen en su sitio, gracias a la ayuda de Cáritas, de las administraciones y de Dios.

La vía de las entidades sociales ha sido eficaz para conseguir un trabajo?

Conseguí trabajo en el ámbito de la limpieza, y gracias a la Cooperativa Avanzamos Santa Clara y Ecosol, la empresa de inserción de Cáritas, finalmente he podido encontrar trabajo en la nueva tienda Moda Re-, que han abierto en el centro de Girona y que se dedica a vender ropa de segunda mano y generar puestos de trabajo para personas con dificultades, como mi caso. Es muy gratificante saber que tienes un horario, un lugar fijo de trabajo y unas compañeras y responsables que se preocupan por ti. Mi dinero tengo que dividir, para la casa, para mis hijos, para mis padres, y también de vez en cuando ayudo una hermana que no está bien.

Te invitamos a que continúes leyendo el reportaje, pinchando aquí

Fuente: El Punt Avui